COMERCIANTES POR EL CAMINO

 

Constantemente hacemos hincapié en que los dos ejes sobre las que deben de  pivotar las estrategias diferenciadoras del comercio urbano: que son nuestra capacidad de generar vínculos emocionales profundos y duraderos con los clientes y el fomento del sentido del territorio ciudad / pueblo al que le aportaremos valor resaltando sus valores  y promocionándolo como elespacio de convivencia de las personas que viven en el, o de aquellas que, por cualquier motivo, lo visitan.

Sabemos que si lo hacemos, provocaremos en nuestro cliente el recuerdo de quien les atendió con verdadera vocación de servicio.

Pero me pregunto; ¿es este un sentimiento provocado o intuitivo?. Esta semana volvi a vivir la experiencia de hacer el  Camino de Santiago. Esta vez partiendo de la ciudad del Santo para buscar la Costa da Morte por el Camino de Fisterra y Muxía.

Ni que decir que es una experiencia que recomiendo a todos; incluso a las personas  que creen que nunca podrían hacerlo por cualquier motivo; se sorprenderían de lo que podemos hacer cuando tenemos un porque…

Deciros que vengo gratamente sorprendido del servicio recibido a lo largo del camino por los profesionales de la hostelería y los comerciantes de esta bella zona de Galicia. Algunos esfuerzos se han puesto en marcha a través de programas de apoyo a la calidad y fomento del comercio rural por parte de la Consellería de Innovación e Industria a través de la Dirección General de Comercio de la Xunta de Galicia, la mayoría de ellos, al parecer, enfocados precisamente a salvaguardar el comercio rural en las rutas del Camino de Santiago, aunque al final siempre queda lo que no se consigue con dinero público; síi, ese que ahora viene, y ahora se va, o tal vez nunca llego a llegar.

En las largas etapas de mi camino encontré personas con vocación de servicio al peregrino / cliente. Una vocación de servicio que va mucho más allá de la simple atención al cliente y que se percibe sincera, sencilla y amable.

Las diferentes rutas del camino de Santiago fueron reconocidas por el Consejo de Europa en 1987, como el primer Itinerario Cultural Europeo y fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993. Yo hoy, quiero dejar constancia de una reflexión que surge de esa experiencia a la que hacía alusión.

Todo no es la impresionante memoria histórica del patrimonio arquitectónico que encuentras a su paso, todo no son los inspiradores paisajes que vas dejando atrás etapa a etapa, todo no es cansancio y ampollas en los pies. El Patrimonio cultural y el fenómeno antropológico que supone el Camino de Santiago que perdura hasta nuestros días y que se enriquece con matices de nuestro tiempo, lo aportan esas experiencias emocionales vividas cuando eres atendido en un albergue, o cuando preguntas en la pequeña tienda de ultramarinos si vas bien o te desviaste de tu camino.

Una vocación de servicio que claramente es intuitiva y en absoluto provocada. Esas cosas se notan y se sienten, así es que con ayudas o sin ellas, debemos proteger el comercio ruralsalvaguardarlo como patrimonio y reivindicarlo como un derecho del ciudadano.

Así es que si decides hacer el camino, aligera tu mochila, pon ella solo lo que más necesitarás que no es otra cosa que ilusión por llegar a tu meta, del resto se encargarán las persona que encontrás por en tu camino.

Lo que si te recomiendo es rodeaté de las personas que más quieres, en este caso y por segundo año he vivido esta experiencia con la compañia de mi hijo Abdón, que con tan sólo trece años ha demostrado su valor y fortaleza.