Pocos propietarios pueden presumir de que sus negocios han sobrevivido a los avatares de tres siglos, y mucho menos en los tiempos que corren. Fundada en 1898, la droguería El Soldado ha ofrecido un trato personalizado y cercano a sus clientes hasta hoy, cuando su actual propietario, Vicente Llopis, se ha visto obligado a cerrarla y disfrutar de una nueva etapa de su vida, la jubilación.
Su padre, también Vicente Llopis, adquirió el comercio en 1953 tras estar durante años empleado en una farmacia y valorar que «era un negocio con futuro». Por aquel entonces, muchos de los remedios se elaboraban de forma artesanal, lo cual se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, y todos los productos «se vendían a granel».
El propietario desconoce por qué su fundador eligió como nombre El Soldado, aunque asegura que antiguamente era habitual «poner nombres comunes como la ferretería El Candado o la pastelería El Negret».
El principal gancho, y quizás el motivo por el que ha perdurado en el tiempo, siempre ha sido el trato personalizado que han ofrecido a sus clientes, de hecho, Vicente Llopis los considera sus «amigos». Los sabios consejos y los remedios infalibles que durante años han compartido con todas las personas que les han visitado son las principales características que diferencian al pequeño comercio de toda la vida. Con nostalgia, el propietario de El Soldado recuerda la infinidad de ocasiones en las que le han preguntado «cómo podría quitar esta mancha» o «con qué podría limpiar el suelo para sacarle brillo», entre otras. Además, «siempre hemos realizado reparto a domicilio», lo cual se convierte en otro punto fuerte para captar clientes.
Ahora, tras 60 años desde que se hizo con las riendas de la droguería su padre, Vicente Llopis se ha visto obligado a liquidar todos los productos para cerrar y poder jubilarse.
Vicente LLopis no puede evitar sentir cierta nostalgia al mirar hacia atrás y recordar toda una vida detrás del mostrador de la droguería El Soldado. «Yo empecé a trabajar con mi padre a los 13 años y desde entonces no he parado».
«Se me hace muy duro tener que echar la persiana después de tantos años por la historia que tiene la droguería y por el hecho de dejar al centro de Alcoy con un comercio menos». Por otro lado, Llopis reconoce que tras «este mostrador he hecho muchas amistades» y que es «toda una vida» dedicada en cuerpo y alma a su trabajo. A pesar de la tristeza y la nostalgia, Vicente Llopis afronta de forma positiva la nueva etapa que empezará en breve.
(texto publicado en el diario INFORMACION Alicante / 21/5/2012)
Ha llegado el momento de homenajear desde «La Tiendología» a la figura de este trabajador incansable del comercio de Alcoy.
Recuerdo con cariño cuando mi padre, que en aquel entonces tenía un comercio de juguetes en la calle Mosen Torregrosa, me mandaba a la droguería «El soldado» a comprar productos de limpieza, pinturas y demás utillajes. Allí estaba Vicente atendiendo con una vocación de servicio al cliente. Me preguntaba; ¿y tu de qui eres?
Gracias Vicente.