Desde luego que la fotografía que acompaña el destacado de este post, puede que arranque alguna sonrisa por lo rocambolesco de la situación, y más, si cabe, por el «estilo» de comunicación elegido para anunciar el cierre de un establecimiento.
Esto sólo demuestra dos cosas; la primera de ellas es la forma en la que nos comunicamos con nuestros clientes en demasiadas ocasiones. ¿Lo hubiese comunicado así una cadena de franquicia o un gran almacén?.
El mensaje puede tener varias lecturas, pero desde luego ninguna positiva, salvo que imaginemos la segunda de mis interpretaciones, y que no es otra que reflexionar sobre «la pasta de la que estamos hechos los comerciantes».
«No se que ha pasado, he fracasado, pero ¡da igual!. daremos un giro y volveremos con otra cosa…»
En mi opinión no es para reírse, sino más bien para reflesionar y como el dicho “cuando las barbas de tu vecino veas…”
Estamos rodeados de negocios mediocres. Hoy abren, mañana cierran.
Lo peor de estas imagenes, es lo que hay detrás de ellas. No solo se desertiza la ciudad sino que con ella las ilusiones puestas de muchas personas.
Tu dinero y el de tus amigos y familiares, porque, fortunadamente, el banco ya no te lo presto…
¿Y ahora qué? ¿Frustración? ¿miedo a comenzar de nuevo?
No podemos permitirnos secuencias repetidas de ensayo y error por lo que es mejor apostar por generar la cultura empresarial necesaria independientemente del tamaño de tu negocio.
Trabajar día a día en pro de retralimentar tu proyecto ilusionante con ideas ilusionantes, con estudios de viabilidad previos, con análisis de la competencia, con una puesta en escena que haga que tu negocio sea percibido como realmente tu lo has pensado, lo has creado.
Os invito a todos que reflexioneis sobre estos aspectos antes de iniciar vuestro proyecto de negocio en el retail.
¡No más ilusiones rotas!